La fórmula histórica que equiparó al Peronismo con los Trabajadores no es solo obsoleta, sino una brutal ironía que los hechos han liquidado. Durante décadas, la ecuación Peronismo = Trabajadores fue la ley no escrita de la política argentina, nacida bajo la bandera de la justicia social y los derechos obreros. Sin embargo, al mirar el historial de sus gobiernos en el último medio siglo, la pregunta es ineludible: ¿sigue siendo el peronismo, en la práctica, el partido de la clase obrera? La evidencia es brutal: 50 años de peronismo en el poder han coincidido con un desmantelamiento constante de la base obrera, donde el electorado vota por una identidad y una memoria, y no por un partido que hace mucho dejó de representarla. El Primer Golpe: La Traición de 1975 (El Rodrigazo) La primera gran traición al movimiento obrero no vino de la derecha, sino del propio Peronismo en 1975, cuando priorizó el ajuste macroeconómico sobre el salario real. Este go...
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